jueves, 25 de marzo de 2004
Hayden Christensen, protagonista de la saga de "La guerra de las galaxias", presentó ayer en Madrid
"El precio de la verdad".
"Si tienes las ideas claras, ésta es una profesión muy sencilla. Yo me concentro en
la esencia de la interpretación e intento dejar de lado las tonterías y toda la
parafernalia que rodea este mundo", aconseja el joven actor canadiense Hayden Christensen,
un perfecto desconocido hasta que George Lucas le eligió para dar vida a Anakin Skywalker
en el segundo y tercer episodios de la exitosa saga de 'La guerra de las galaxias'.
Christensen, que en abril cumplirá veintitrés años, parece tener muy claro los pasos que
quiere dar en su carrera, en la que también figuran 'Las vírgenes suicidas', 'En la
boca del miedo' y 'La casa de mi vida'. Ayer promocionó en Madrid 'El precio de la
verdad', la historia real del joven y ambicioso periodista Stephen Glass, quien fue
despedido de 'The New Republic Magazine' en 1998, cuando el editor de esta influyente
y antigua revista descubrió que se inventaba parte de las noticias que escribía.
"Me impresionó el artículo de 'Vanity Fair' sobre Glass, tanto que con la productora
que tengo con mi hermano quise desarrollar el proyecto. Pero Bill Ray, que debuta
como director con esta historia, ya había escrito el guión sobre el ascenso y la
caída de Glass, y contaba con el apoyo de Tom Cruise como productor. Después, conocí
a Bill, le dije que me había enamorado de esta historia...", recuerda el guapo y
altísimo intérprete, que por dar vida a este controvertido periodista ha sido
galardonado en el recientemente clausurado Festival de Las Palmas.
Y de la capital canaria, Christensen, acompañado por un amigo, viajó a Madrid para
presentar su última película, que el próximo 23 de abril se estrenará en España con
el subtítulo 'La exclusiva que conmocionó América'. Precisamente en Estados Unidos
esta producción funcionó bastante bien porque recaudó dos millones de euros.
Alejado de las películas de adolescentes, "porque sólo quiero hacer filmes que yo iría
a ver. Nunca he entendido el éxito que tienen los filmes con y sobre adolescentes", no
conoció al verdadero Stephen Glass, que escribió su historia en la novela 'El fabulador'.
"Glass no quiso saber nada de la película, no me dio opción a conocerlo, pero tampoco
me importó mucho porque mi propósito no era imitarle, no iba a hacer un retrato de él
porque no era una persona a la que la gente le ponía cara. Las claves para ser este
reportero que trataba de agradar a todos, que era muy disciplinado y se hacía querer,
y cuya capacidad para mentir alcanzó niveles enfermizos, las cogí de las conversaciones
que mantuvo con sus colegas, con personas que le conocieron", dice el actor, a quien
después de haber sido periodista en el cine le gustaría "que la gente tuviera un
comportamiento más ético en general, y especialmente en el periodismo".
Polémicos reporteros
El caso de Glass fue uno de los que más conmocionó a la opinión pública norteamericana.
Pero no es el único, porque en los últimos años varios periodistas y organizaciones de
prensa estadounidenses han sido acusados de fabricar noticias, apropiación indebida,
deslealtad y de cubrir las noticias de manera incompleta.
"No sé si los medios de comunicación tienen o no mucho poder. En Estados Unidos hay
mucha presión, hay que triunfar muy pronto, lo del laurel es tremendo y cada vez hay
más personas que encuentran 'atajos' para alcanzar la victoria. El periodismo
norteamericano se ha distanciado de sus raíces, de su profesionalidad a la hora
de buscar la verdad, y cada vez es más borrosa la línea entre el entretenimiento
y la información. Por eso cada vez se dan más las noticias de forma sensacionalista",
comenta el actor, que está orgulloso de que este filme se haya proyectado en varias
escuelas de periodismo de EE UU.
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