Erróneamente suele asumirse que George Lucas es un cineasta vano y
artificial que se concentra en crear imágenes bonitas, pero vacías y
a quien sólo le interesa conseguir dinero. Pero el arte de Lucas es
más intrincado de lo que se piensa; su cine posee una lógica genial
en cuanto al diseño, lo cual lo coloca al lado de otros grandes
creativos visuales como Federico Fellini y los expresionistas
alemanes.
Su acertado papel como mercader suele usarse como argumento para
criticarlo, pero no se debe olvidar que el cine es también un negocio
y que él rescribió las reglas de este negocio como nadie lo ha hecho
antes. También se le suele atacar como escritor, pero sus guiones
manejan conceptos originales que se fundan en lo legendario.
Aun más interesante es la estructura simbólica que presenta cada una
de sus dos trilogías. La Trilogía Original (Episodios 4, 5 y 6)
ofrece la estructuración de un Triángulo Edípico, según la teoría
Freudiana y la Trilogía de precuelas (Episodios 1, 2 y 3) la de un
Triángulo Dantesco que revive la lírica de Dante Alighieri, el gran
poeta renacentista y sus viajes al otro mundo acompañado del maestro
latino Virgilio.
Pero antes de continuar debemos tener claro que el complejo de Edipo
según el psicólogo Sigmund Freud es un proceso que se da en la niñez
a través del cual el ser humano asume su ser, su corporalidad y su
amor-odio hacia sus padres o substitutos.
Al igual que en el mito griego, en el cual se basó Freud, se presenta
un hecho que el niño o niña asume como amenazante y por lo tanto debe
renunciar a sus deseos por el padre o la madre, so pena de perder una
parte de su propio cuerpo. La manera como el infante afronte este
hecho será lo que dará pie a la futura personalidad del adulto. Así
en el Episodio 4 se presenta a Luke Skywalker, primera persona de
este triángulo y quien simboliza el Yo.
Luke no es solamente el obvio alter ego de Lucas, sino también el
punto de referencia del espectador. En pocas palabras él nos
simboliza dentro de esta historia. Su lucha por la superación se
identifica con las nuestras y su ánimo de trascender es equivalente
al nuestro. Él esta predestinado a destruir al villano Darth Vader y
a desposarse con la atractiva Princesa Leia.
Luego, en el Episodio 5 se revela la segunda persona de este
triángulo, Darth Vader (cuyo nombre oculta la frase Dark Father, o
sea el padre oculto, el padre misterioso) quien resulta ser el
progenitor de Luke, y la perfecta encarnación del conflicto con el
padre, castrador, aterrador, mortífero y aparentemente todopoderoso.
En el Episodio 6 se completa el triángulo al descubrirse que Leia,
objeto de los afectos de Luke es realmente su hermana, su familiar
por la cual se ha sentido atraído sin ser consciente de su
parentesco, un substituto de la madre, cerrándose así este ciclo que
demuestra la universalidad de los conceptos manejados; Luke Skywalker
es Edipo y Edipo hemos sido todos a la hora de darle forma a nuestra
personalidad.
La Trilogía de las precuelas estructura un Triángulo Dantesco que
describe el viaje metafórico de Anakin Skywalker al estilo de Dante
en la Divina Comedia, por tres mundos teológicos; el Cielo, el
Purgatorio y el Infierno.
En el Episodio 1 encontramos este primer mundo, visitado por
Anakin/Dante, el Cielo. Aquí el papel de Virgilio, el sabio guía está
en manos de Qui-Gon Jinn y éste es el encargado de mostrar las
maravillas del mundo al pequeño Anakin. En esta historia Anakin es un
niño, porque la niñez es generalmente lo más parecido a la plenitud
del Cielo que un ser humano logra experimentar durante su vida. El
tono de la cinta es idílico y se asemeja a las fantasías que se
tienen durante la infancia.
El niño se separa de su mamá para ir a la guerra, pero aquí la guerra
parece más un juego en el jardín de la casa con los amiguitos,
manejar una nave espacial es tan complicado como montar en bicicleta,
los malvados robots parecen de juguete y Jar Jar Binks con su
apariencia entre burro y conejo, perfectamente podría ser un amigo
imaginario de la época del Kinder.
Entonces el cielo es volver a ser niño y salir de expedición con esos
Jedis que tienen espadas de fuego como los Ángeles que están a la
entrada del paraíso perdido.
En el Episodio 2 encontramos el segundo mundo, el Purgatorio.
Anakin/Dante continúa su viaje, convertido en adolescente y guiado,
esta vez, por Obi-Wan/Virgilio. El Purgatorio es un mundo agridulce
de purgas y trabajos que causan una depuración de niño a adulto. Aquí
se experimentan los placeres y los dolores de la madurez, se puede
ganar una esposa, pero también perder a una madre.
Lo principal es la búsqueda de una identidad, de una individualidad
que se oponga a la presión de las masas. Y como tapiz de fondo a esta
labor, se encuentra la pesadilla de la masificación simbolizada por
los Clones y los Droides, seres-objetos fabricados en cantidades
industriales, tapiz fascista con el que se acentúa la importancia de
la búsqueda de individualismo y adultez emprendida por Anakin.
Y finalmente en el Episodio 3 Anakin/Dante cae al infierno, al Hades.
Su guía Palpatine/Virgilo no es más que una máscara de Satanás y
Anakin al igual que Orfeo hará un pacto mefistofélico para salvar a
su esposa de la muerte.
Entre un mar de lava y fuego, el Anakin adulto cosechará el fruto
agrio de sus malas decisiones. Orfeo, Hércules y Ulises sobrevivieron
a sus viajes al infierno, pero no así, Anakin; quien morirá y
resucitara como Darth Vader, el padre oscuro, la sombra que respira,
una parodia enferma de sus virgilios, de sus padres putativos.
Cielo, Purgatorio e Infierno, el Triángulo Dantesco está completo y
Anakin, el niño que fue concebido sin la intervención de un padre ha
realizado su viaje gracias a tres mentores, tres padres sustitutos,
sombras que guían, sombras de las que Anakin no pudo escapar.
Es difícil hablar de La Guerra de las Galaxias sin caer en lugares
comunes, tratando de lograr una apreciación real, ya que esta serie
se ha convertido en algo muy emocional para sus seguidores. Es un
fragmento de la infancia que se ha perdido, pero también, como toda
buena mitología, una celebración de la responsabilidad que se gana en
la vida adulta.
La Fuerza, esa energía de la naturaleza que confiere su poder a los
Jedi, no es más que una forma poética del potencial humano; la Fuerza
simboliza las virtudes -o los defectos- más profundos de la humanidad
y esta serie es una elaborada parábola sobre cómo se descubren y se
administran estos valores que repercuten sobre la vida, en todas sus
facetas.
Sólo resta agradecer a George Lucas, por contribuir de una manera tan
creativa a la lúdica popular y por crear en este universo paralelo
una pseudohistoria de la humanidad, inspiradora y emocionante al
mismo tiempo.
Crónica de Rafael Paris
[ Análisis y críticas ]
© S I T H N E T
Crítica de Rafael Paris / Maquetación: Coronel Kurtz
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