MiP presenta... "B U S C A N D O U N H O G A R" (conexión entre "La guerra de las galaxias" y "El Imperio contraataca") Escrito por (MiP'96) e-mail: mosastander arrobota telefonica.net Visita SithNET, la web de Los Lores del Sith: http://www.loresdelsith.net/ ------------------- Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana..... Tras destruir la principal estación orbital del Imperio, la temida Estrella de la Muerte, la Alianza Rebelde se ve obligada a evacuar la luna de Yavin en busca de un lugar más seguro para establecer su nueva base antes de que las fuerzas del Imperio se replieguen e inicien un ataque devastador. Este relato narra la odisea de tres años en busca de un nuevo hogar para la Rebelión, hasta llegar al perdido y helado mundo de Hoth. CAPITULO 1: HUIDA DE YAVIN CAPITULO 2: LA ALIANZA OCULTA (no acabado) CAPITULO 3: TRAICION EN 'ORD MANTEL (no acabado) CAPITULO 4: EL ENGAÑO (no acabado) CAPITULO 5: UN NUEVO HOGAR (no acabado) _______________________________________________________________________ |_______________________________________________________________________| _______________________ Santander, España (9/11/96) CAPITULO 1: Por MiP'96 mosastander arrobota "HUIDA DE YAVIN" telefonica.net _______________________ http://www.loresdelsith.net/ Desde el puente de mando del enorme destructor estelar el capitán Argo no podía dar crédito a lo que veían sus ojos: recién salidos del hiperespacio para topar con un inmenso mar de escombros tecnológicos, lo que había sido la mayor estación orbital jamás vista en la galaxia. Boquiabierto, no pudo mediar palabra; mientras recibía los informes de sus subordinados. - Señor, recibimos varias señales de naves que requieren nuestra ayuda. Todos los esfuerzos por comunicar con la Estrella de la Muerte son inútiles. - Comuniquen con el Almirante Ozzel de inmediato e infórmenle de la situación. Envíen naves de rescate a por los supervivientes.- y añadió enfurecido - - ¡encuentren a esos rebeldes donde quiera que estén!. En la sala de pilotos la orden fue clara y a los pocos minutos tres escuadrones de nuevos interceptadores Tie fueron lanzados para explorar el sistema en busca de tecnología de cualquier tipo. Esta ayuda adicional aceleraría la búsqueda enormemente, debido al obstáculo que el planeta Yavin y sus numerosas lunas suponían para los sensores del destructor. El caza interceptador Tie mantenía ciertas características de su predecesor como son la limitación a la velocidad subluz para hacerlo ligero y rápido, y el carecer de escudos deflectores. Sin embargo este nuevo modelo poseía el doble de potencia de fuego al montar cuatro cañones láser en los extremos de las alas, las cuales terminaban en punta hacia adelante y unos sensores mejorados que lo convertían en una nave muy completa. Tras los cazas salieron los transportes de rescate en auxilio de los pilotos de las naves supervivientes. Los transportes fueron repartiéndose la tarea hasta que llegaron a un caza Tie de un modelo nada común y con serias señales de colisión. El piloto del transporte maniobró hasta ponerse encima del caza y luego la computadora de a bordo se encargó de realizar el acoplamiento. Un robot se encargó de abrir la carlinga de la nave con un soldador, lo que le llevaría tiempo entre chispas. En el puente, el capitán Argo se percató de una discusión entre un operador y el suboficial. - ¿Qué ocurre?. - preguntó. - Señor hay un transporte que regresa antes de tiempo. - y tras tragar saliva finalizó - Lord Vader viene en él. Los ojos de Argo se abrieron como platos y no pudo soltar palabra. Sólo había visto una vez al Lord de Sith, cuando estuvo destinado como suboficial en un destructor que trasladó al oscuro Señor desde Coruscant, la sede del Imperio y trono del Emperador, hasta la estación orbital ahora destruida. Recordó el nudo que se le hizo en la garganta entonces y notó que ese mismo nudo se le estaba volviendo a hacer ahora. Las terribles historias sobre la crueldad de aquella figura le ponían la carne de gallina. La tensión y el nerviosismo crecía cada vez más entre los miembros del puente del destructor de Argo. La llegada del brazo derecho del mismísimo Emperador era inminente y en unas circunstancias pésimas para todos. De pronto las puertas del puente se abrieron para mostrar una figura alta, robusta y oscura con una capa negra. Todos enmudecieron de repente. La figura caminó hacia el capitán de la nave con paso enérgico y decidido, desplegándose su capa a lo ancho de la pasarela que separaba a los dos grupos de controladores del puente. - ¡Lord Vader!. Nos alegramos enormemente de que esté.... - ¿Han informado ya al Emperador? - le cortó enérgicamente Vader. - Sí, MyLord. Nos envían refuerzos para localizar y destruir la base rebelde. - Bien. La base se encuentra en la cuarta luna del planeta. Prepare a los destructores para efectuar un bombardeo y que después despeguen las tropas de superficie. Hay que acabar con los insurrectos antes de que consigan abandonar su base. Esta sublevación no debe quedar sin castigo. - Sí, MyLord. - respondió Argo, comprendiendo que ahora Vader había tomado el mando de la situación. En la base de la luna de Yavin todo el mundo estaba pletórico y se respiraba la satisfacción de la victoria en el ambiente, pero no había tiempo para celebraciones. El Imperio conocía el emplazamiento de la base y en cuanto la flota imperial se replegara el ataque sería inminente y de fuerza devastadora. Había sido un golpe muy duro para el Imperio y un balón de oxígeno para toda la galaxia, pero la lucha no había terminado: debían evacuar la base. Inmediatamente se hicieron los preparativos. El plan de evacuación era cargar los transportes con todo el personal y el equipo imprescindible y salir de allí cuanto antes. Los cazas escoltarían a los transportes más grandes hasta su punto de salto al hiperespacio, mientras los más pequeños (las lanzaderas con los oficiales entre ellos) se dirigirían a los imponentes cruceros calamari, los cuales ya habían sido alertados de la evacuación de modo que hipervelocitaran hasta Yavin desde el otro extremo de la galaxia, donde se encontraban ocultos. Desde ahí todas las naves saltarían al hiperespacio hasta un punto de encuentro prefijado en el sistema Nolan. - ¡Vaya lío de gente! - pensó Han Solo mientras recorría el pasillo que dirigía al centro de mando. Ya se había quitado la medalla que le impusiera la Princesa Leia a la vez que a su fiel compañero el wookie Chewbacca y al atrevido y joven granjero Luke Skywalker. Han todavía se sentía receloso de la Rebelión, no sabía dónde encajaba él en todo eso. Él era un contrabandista que sólo miraba por sí mismo y cuya cabeza tenía un precio por el que los cazarrecompensas de media galaxia le estaban buscando. Tenía que saldar su cuenta con Jabba el Hutcha. Pero no, en vez de actuar de acuerdo con sus pensamientos lo hacía de acuerdo con su corazón. Han era un tipo solitario, excepto por Chewbacca, y sentía la necesidad de pertenecer no a algo (la Rebelión le daba igual y le parecían una banda de locos contra el poder establecido), sino a alguien. Por eso dio la vuelta mientras se dirigía a Tatooine a pagar a Jabba, porque Luke estaba en problemas serios y ese maldito niño granjero tenía demasiadas agallas como para dejar que muriera por su culpa. En realidad Luke y él se parecían en más cosas de las que se imaginaba. Pero la vida es la vida y Han ya lo tenía decidido y así iba a decírselo a la Princesa. Solo se detuvo en la puerta y buscó con la mirada a la Princesa entre los operadores, oficiales y máquinas hasta que la halló. Allí estaba ella al fondo hablando con el recién ascendido general Reikeen el cual se encargaría de coordinar la evacuación. - ¡Princesa!. - Capitán Solo - respondió ella. - He decidido que ayudaré en lo que pueda en el traslado y luego es cuando iré a saldar mi deuda. - dijo con voz titubeante. No lo entendía, ella tenía coraje, pero ¡era una mandona! ¡y encima mujer!. ¡Un hombre como él era claramente superior a ella!...pero entonces, ¿por qué se sentía tan raro cuando hablaba con ella? ¿Por qué?. - Le agradecemos su colaboración y todos sentiremos su marcha.- respondió ella, y añadió - Nos ha sido de gran ayuda en nuestra causa, que la fuerza le acompañe. - Bien. - se quedó inmóvil sin saber qué decir - Iré a preparar mi nave, Alteza. - y diciendo esto se retiró para hablar con el encargado de los sensores del centro al que preguntó - ¿Han detectado alguna nave imperial?. - En realidad sí. - respondió - Hay una nave no identificada acercándose a gran velocidad hacia la primera luna. Podría tratarse de un destructor imperial. Ya he informado al General. Solo se dirigió al hangar donde estaba su chatarroso pero eficiente transporte coreliano y se dispuso a hacer los preparativos sabía que había poco tiempo. - Beep-bo-bee-boop. - Claro que tenemos que evacuar la base. Hay un destructor espacial cerca y el Imperio atacará pronto. -respondió C-3PO a la pregunta de R2-D2. - ¡Oh!, mira. Por ahí viene el capitán Solo. Han se dirigió a Chewbacca - ¡Chewie!, prepárate; nos vamos. - ¿Se va usted ya, Señor? - inquirió 3PO acercándose al coreliano. - Sí, pero antes quisiera despedirme de Luke. ¿Le has visto?. - Oh, sí. El amo Luke está practicando con su sable láser, Señor. - replicó 3PO con su peculiar entusiasmo. - Pues no estamos para jueguecitos ahora.... - murmuró Han mientras giraba para dirigirse a los aposentos del recién condecorado héroe de la Rebelión. En la habitación de Luke la única iluminación que había provenía del resplandor de su espada láser y el zumbido de ésta se mezclaba con el de la esfera en suspensión que disparaba cargas eléctricas a su oponente, el cual debía pararlas con su espada. Un flash: Luke había parado el disparo. De repente se abre la puerta y la esfera acierta en el cuerpo de luke, que se duele. Las luces se encendieron: era Han. - ¿Qué haces, niño?. - preguntó el contrabandista - Estamos a punto de evacuar y tú aquí jugando. - Hola, Han. Estoy practicando un poco. - dijo Luke. - Ya sabes mi opinión al respecto, pero es tu vida y no me meteré en ella. - le replicó - Venía a despedirme. Os acompañaré durante el traslado por si os metéis en algún que otro lío y luego me marcharé a Tatooine a resolver un asunto que tengo pendiente. - Bueno.... - respondió Luke con pesar y sorpresa entremezclados - Creí que te quedarías con nosotros. Lo hubiera jurado. - Mi cabeza tiene un precio muy alto, niño, y yo quiero que siga donde está. Ven conmigo, te llevaré en el Halcón. - De acuerdo. Dame unos minutos y ahora voy. - le respondió Luke, mientras se daba la vuelta para terminar de preparar sus cosas para la evacuación. La llamada del capitán Argo obtuvo su respuesta en forma de cuatro destructores estelares que habían salido del hiperespacio hacía escasos segundos. Esperando noticias de los interceptadores Tie la flota mantuvo la formación. Casi al mismo tiempo la negritud del espacio se vio alterada por la llegada de dos enormes cruceros Calamari. Estas naves eran las de mayor potencia de la flota rebelde, las únicas que se podían medir frente a los grandes superdestructores del Imperio y unas auténticas obras de arte. Pertenecientes a los Mon Calamari eran fabricadas de forma casi artesanal, siendo cada una de ellas distinta de las demás. Al mando de la nave comandante, el Independence, se encontraba el almirante Ackbar, un antiguo esclavo del Imperio que había sido rescatado por la Rebelión. - Comuniquen al general Reikeen que puede comenzar la evacuación. - ordenó con su voz gutural. - ¡Almirante!- gritó un suboficial - Hay naves enemigas en el sector uno. - ¡Zafarrancho de combate!. Alerten a los cazas. - dijo Ackbar. Luego guardó silencio en una postura apesadumbrada, pensando en lo difícil que la evacuación iba a resultar. El jefe de la patrulla imperial no dudó un momento: reportó fuerzas enemigas y su posición al destructor de Argo y se dispuso a efectuar el primer ataque sobre los cruceros. Con esta maniobra tratarían de distraer a los cazas rebeldes y así darles tiempo a los bombarderos para acercarse a la flota rebelde y descargar su mortífera carga. - ¡Almirante Ackbar! - gritó el suboficial calamari - ¡Interceptadores imperiales nos atacan!. - ¡Lancen los cazas para cubrir la evacuación!. - ordenó. Mientras, en la base rebelde, los transportes ya estaban saliendo a máxima velocidad y habían sido alertados por el centro de mando del creciente número de señales provenientes de la cuarta luna. Cada transporte era escoltado muy de cerca por dos cazas X-Wing para su protección junto con algún A-Wing o Y-Wing. - ¡Señor!, nuestros cazas han interceptado a la flota rebelde en el sector 4. - informó el suboficial a Argo. - También informan que transportes rebeldes abandonan la base. - añadió. - ¡Excelente!. - exclamó - Preparen el ataque. Desplieguen los cazas y bombarderos y desplacen dos destructores para atacar a los cruceros; el resto para bombardear la base rebelde. - Va a ser una dura evacuación. - pensó Han en voz alta mientras salía de la atmósfera de la luna de Yavin a toda potencia en dirección a la flota rebelde. - Los X-Wing se encargarán de los cazas. Nosotros trataremos de distraer a esos destructores un rato, lo justo para darles tiempo a esos transportes. - dijo Han. - ¿Estás loco? - gritó Luke - ¡Nos van a hacer puré!. - No a esta nave, amigo. - le replicó Solo. - ¡Aaargh! - asintió Chewbacca. Dicho y hecho Solo dirigió el Halcón hacia los dos destructores que se acercaban en primer lugar, los cuales desencadenaron una tempestad de descargas láser alrededor de la carlinga de la nave lo que obligó al contrabandista a realizar una serie de piruetas entre sacudida y sacudida para evitar ser alcanzado, cosa que no era del todo fácil, por lo que las palabras de Luke volvieron a sonar en su cabeza. Tras un par de impactos fuertes y ver las luces de emergencia de la cabina encendiéndose y apagándose sin parar, Han pensó en rectificar su acción : - Creo que tienes razón - dijo Solo - lo mejor será que salgamos de aquí pitando. - Chewie, haz los cálculos de velocidad. Saltamos a la velocidad de la luz - le dijo Solo a su fiel compañero. Pocos segundos después el Halcón desapareció en la inmensidad del espacio. Dos grupos de cazas Xwing y Awing, los grupos oro y verde, respectivamente salieron de los hangares del Independence con el objetivo de destruir a los cazas imperiales. Sus órdenes eran destruir primero los bombarderos, los cuales iban escoltados por interceptadores, ya que eran el mayor peligro que tenían los cruceros. El plan imperial era atacar a los cruceros rebeldes por medio de los bombarderos para bajarles sus defensas y después finalizar el trabajo con los destructores de forma segura para éstos. Lo que antes había sido un trozo negro de espacio vacío era ahora una tempestad multicolor de rayos aniquiladores. Los imperiales atacaban con toda su rabia en venganza por la destrucción de la insignia de su poder; los rebeldes sólo trataban de huir de manera desesperada, al estar en inferioridad de condiciones, aún sabiendo el duro golpe que le habían propinado al Imperio. Wedge Antilles estaba allí. Era uno de los X-Wing que escoltaban a los transportes rebeldes hacia el punto de salto al hiperespacio. - ¡Atención, grupo de escolta!. Cazas enemigos se acercan por las 2. - ¡Los veo!. Yo cojo al primero.- respondió uno de los dos hombres ala de Wedge. - Está bien.- respondió Wedge y añadió - Ben, tú encárgate del segundo. El otro es mío. La maniobra fue instantánea. Los tres X-Wing se lanzaron sobre sus presas como aves de rapiña, sembrando un desconcierto tal entre los cazas imperiales que dos de ellos colisionaron al realizar la maniobra evasiva y quedaron destruidos. Del otro caza se encargó Ben; este chico era joven pero tenía un buen dominio de la situación. Se aferró a la popa del imperial y no se despegó ni por un momento, girando y volteando su caza al igual que hacía su enemigo; todo con tal de no perderle. Un poco de paciencia bastaría para que el piloto imperial flojeara en una de sus maniobras por deshacerse de Ben y entonces la computadora de éste le diera luz verde para disparar y destruir al interceptador Tie. La ocasión sobrevino de manera rápida, cuando el caza imperial puso rumbo de nuevo hacia el convoy rebelde con el fin de atacar a algún transporte. En ese momento fue cuando siguió un rumbo uniforme, con lo que Ben, tras escuchar el pitido y la luz verde de su computador, que indicaban que el blanco estaba a tiro, apretó el gatillo y unas ráfagas de luz roja precedieron a la explosión del caza imperial. Los bombarderos imperiales se acercaban cada vez más a los cruceros Calamari; en unos instantes éstos estarían a tiro. Los cazas salidos de los cruceros no llegarían a tiempo para evitar que los imperiales lanzaran su mortífera carga de torpedos contra las naves Calamari, ya que no estaban cargados con misiles y los láser tenían menor alcance que éstos. - Jefe Verde a jefe Oro. No llegaremos a tiempo para impedir el ataque con torpedos. Que tu grupo se encargue de esos cazas, nosotros iremos destruyendo los misiles disparados uno por uno. - dijo el jefe de los A- Wing. - Recibido. - respondió el jefe Oro, y tras distribuir los blancos entre los miembros de su grupo, los X-Wing se lanzaron al ataque de esos bombarderos y sus escoltas. Los A-Wing del grupo Verde tomaron un nuevo rumbo para interceptar a los torpedos imperiales. - Aquí jefe Verde. Transferid toda la energía a los motores. Cuando esos torpedos estén a tiro cargad los láser con la energía que quede en los escudos y disparad. La operación era casi desesperada, pero era posible. Los cazas estarían desprotegidos durante el trayecto hacia esos torpedos, así que no podrían repeler ningún ataque de cazas imperiales, los X-Wing tendrían que encargarse de ellos. El jefe Verde miró a sus 11 y vio a los torpedos acercándose hacia los cruceros. Los A-Wing se pusieron en paralelo y en cuanto los torpedos se pusieron a tiro cargaron los láser a costa de quedarse sin escudos deflectores y dispararon uno a uno a los proyectiles, destruyendo a la mayoría con éxito. Los restantes torpedos eran pocos como para bajar de manera notable las defensas de los cruceros o incluso provocarles daños graves. - ¡Sí!.- gritó el jefe Verde - ¡Buen trabajo chicos! - les felicitó - Ahora cargad vuestros escudos y atacad a.... De repente se corto la comunicación al mismo tiempo que una explosión devoraba el caza del jefe Verde y luego el de su hombre ala. El grupo Oro no había conseguido contener con éxito a los cazas imperiales, los cuales habían aprovechado para atacar a los A-Wing sin escudos, destruyendo a dos de ellos. La reacción de pavor recorrió todos los nervios de los restantes dos pilotos del grupo Verde, los cuales rompieron la formación para escapar y darles tiempo a sus escudos a cargarse. - ¡Grupo Oro, grupo Oro!, necesitamos vuestra ayuda. Estamos sin escudos y somos atacados. ¡No podemos quitárnoslos de encima! - la voz desesperada del piloto rebelde se cortó de repente y una luz brillante invadió su cabina, explotando instantes después. Un caza imperial le había atrapado. Los restantes X-Wing y el A-Wing no podían hacer nada contra los seis interceptadores imperiales que les acechaban, así que se dirigieron todos hacia los cruceros rebeldes, para cobijarse bajo sus defensas. Mientras, los transportes habían llegado al punto de salto al hiperespacio y Wedge Antilles vio cómo el gran transporte que tenía delante de su cabina desaparecía de repente en el negro espacio estrellado. - Grupo de escolta, todos hacia los cruceros a defenderlos de los cazas imperiales.- ordenó. - Recibido - informó Ben. La situación era difícil para los cazas rebeldes Oro y Verde. Las defensas de los cruceros Calamari eran demasiado ineficaces para pequeños cazas al igual que lo habían sido las de la Estrella de la Muerte. Además, podrían hacer blanco tanto en un caza imperial como en uno rebelde. Al menos los escudos del A-Wing y de los X-Wing se estaban cargando mientras pasaban rozando a máxima velocidad al Independence. El A- Wing pilotado por Vera Lynn, una de las pocas mujeres piloto de la Rebelión, era seguido muy de cerca por uno de los interceptadores Tie. Vera se dirigió hacia una de las muchas torres de turboláser que poblaban la superficie del enorme crucero y justo antes de llegar a ella frenó y viró en cerrado, con lo cual el caza que tan de cerca la perseguía no pudo reaccionar a tiempo al no ver la torre antes y se estrelló contra ésta. - Uno menos - pensó Vera esbozando una sonrisa en su boca. - ¡Ahora a por el resto! - exclamó, tras comprobar que el nivel de carga de sus escudos deflectores había subido hasta un nivel muy razonable. - Grupo Oro, me lanzo al ataque - informó. - Aquí jefe Oro. Acabo de perder a otro caza; ahora sólo quedamos nosotros dos y tú. Ellos son seis y tengo a dos detrás mío. - Cinco - le corrigió Vera - y dentro de poco no será ninguno. Ya estoy detrás tuyo. ¡Aguanta!. - Date prisa. No sé cuánto tiempo podré.... ¡Blam!, una ráfaga de descarga láser sonó a su alrededor. - ¿Jefe Oro, estás bien? - preguntó Vera. - Sí, pero eso estuvo muy cerca. - le respondió. Al igual que había hecho cientos de veces en el simulador de la Academia Vera se encontraba tras unos cazas imperiales que perseguían a un compañero suyo. Esto facilitaba las cosas, en cuanto a que los blancos no iban a ser muy escurridizos, y sus movimientos serían los que previamente realizara el Jefe Oro; pero también las empeoraba, ya que tendría que tener cuidado al disparar no fuera a acertar en el propio jefe Oro. Maniobrando con habilidad consiguió colocarse a un costado del grupo perseguidor, y entonces.... - ¡Jefe Oro, rompe hacia mi! - exclamó. - El jefe Oro hizo lo que le dijo Vera y ella vio cómo pasaba éste por delante de su carlinga. Tras él pasaron lo cazas imperiales, a los cuales Vera disparó, destruyendo a uno de ellos y tocando al otro en uno de los paneles. Acto seguido se colocó a su cola, mientras éste, sorprendido, hacía lo imposible por zafarse de ella. - Jefe Oro, ya estás libre. - le informó. - Gracias, ahora me toca a mí. - respondió - Los otros cazas están atacando a un grupo de lanzaderas. Me dirijo hacia allá. ¡Oro 3, sígueme!. - De acuerdo, ahora me reuniré con vosotros, tengo a un cabezacubo imperial al que escarmentar. - le replicó Vera. Los dos X-Wing del grupo Oro se dirigieron a ayudar a las lanzaderas que trataban de llegar al hangar del Independence, mientras Vera se esforzaba por atrapar al imperial, que no paraba de dar bandazos de un lado a otro. Mientras, en el puente del Independence el Almirante Ackbar era informado: - Almirante tres destructores están bombardeando la base de la luna de Yavin. - le dijo el suboficial . - Además dos destructores se acercan a toda velocidad hacia nosotros; debemos dejar la zona inmediatamente, Señor. - Debemos esperar a que esos últimos transportes entren en el hangar. Preparen las baterías y los torpedos. Disparen a esos destructores en cuanto estén a tiro. - ordenó. Wedge Antilles y sus hombres ala llegaron al lugar donde se hallaban los transportes ligeros y las lanzaderas que estaban tratando de esquivar desesperadamente los ataques de los dos cazas imperiales para llegar al hangar del Independence e iniciaron la persecución de ambas naves imperiales. Al tiempo llegó lo que quedaba del grupo Oro y los interceptadores imperiales, al verse en desventaja, decidieron darse a la fuga. No había tiempo para perseguirles; los destructores imperiales se acercaban y había orden directa de Ackbar de que todas las naves entraran en el hangar de inmediato: había que salir de allí enseguida. Con toda la potencia que daban sus motores los últimos transportes fueron llegando al hangar del Independence y aterrizando. Mientras, el ataque de los destructores imperiales ya había comenzado. Ambos cruceros disparaban torpedos sin cesar contra los ingenios imperiales, mientras estos trataban de destruirlos con sus turbolásers, al igual que hiciera el grupo Verde con los torpedos de los bombarderos imperiales. - Almirante!, todos los transportes están a salvo. Podemos saltar al hiperespacio. - le informó el suboficial. - Preparados para el salto a la hipervelocidad. - ordenó él. Los cruceros dejaron de disparar torpedos y tras girar un poco sobre sí mismos hasta alcanzar la dirección deseada, las dos inmensas moles de metal desaparecieron delante de los atónitos ojos del Capitán Argo. El silencio en el puente de mando sólo era quebrado por el respirador artificial de Vader. Argo no sabía qué decir, sólo que habían fracasado en abortar la huida de los rebeldes. Tenía miedo. Vader podría pagarlo con él o sencillamente dejarlo pasar. Así que trató de romper la tensión. - ¡Informes! - gritó. - Señor, hemos destruido la base rebelde y atrapado a un buen número de simpatizantes y equipo. La huida fue rápida y desordenada. - le informó un suboficial - Además los daños sufridos por nuestros destructores son nulos, aunque hemos perdido varios cazas y bombarderos. Posiblemente hallamos dañado alguno de sus cruceros. - prosiguió. - Calculen las posibles trayectorias que hayan podido seguir esos rebeldes - dijo Vader - Hay que encontrarlos a toda costa. - terminó. - Lord Vader - dijo Argo - eso nos llevará algo de tiempo. Necesitamos más naves. - No se preocupe por el tiempo ni por las naves. La flota Imperial llegará de un momento a otro - dijo - y yo me encargaré de interrogar a esos rebeldes capturados. - Preparen un transporte para la luna de Yavin - ordenó. - Como deseéis, Mylord - respondió Argo. << FIN DEL CAPITULO 1 >> -o-