LA DEFENSA DE LOS CLONES

La última de Lucas: ¿Emociones baratas o cinematografía sofisticada?
Una mirada atenta apunta a lo segundo. Artículo de David Begor.
Traducción Jee-Wan. Maquetación Coronel Kurtz.
Prohibida su reproducción total o parcial sin el consentimiento del autor

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LA DEFENSA DE LOS CLONES

 

Para aquellos que ven las películas populares como algo capaz de proporcionar algo más que baratas emociones viscerales, la naturaleza de los textos recientes sobre El ataque de los clones es descorazonadora. Aunque la mayoría de los críticos han alabado el film por llevar más allá los límites de la cinematografía digital, pocos parecen tener la voluntad de tratarlo como cine serio. Su escepticismo es razonable: ¿cómo puede una película dirigida tan abiertamente a un público joven merecer mucha atención por parte de gente más mayor y presumiblemente más sofisticada?

Y sin embargo El ataque de los clones es un cine bastante sofisticado, siendo una alegoría intrincadamente construida y un relato simbólico con un poderoso mensaje moral: solamente dominando el mal que yace en su interior, pueden los héroes vencer del todo al que le amenaza desde el exterior. Basándose en las teorías monomíticas del fallecido antropólogo Joseph Campbell, El ataque de los clones es una película destacadamente culta. Y aunque algunos de los críticos más duros con Lucas han ridiculizado sus ambiciones intelectuales calificándole de pretencioso, con uno incluso acusándole a él y a Campbell de caer en un "batíburrillo pseudo-mítico", merece la pena recordar que si sus visiones se merecen el calificativo de insípidas, entonces también se lo merece por extensión gran parte del Canon occidental (1). La noción de que la violencia es circular ("la sangre derrama sangre") está entre los temas literarios más populares, quizás sólo detrás de la creencia de que la capacidad del hombre para amar es su cualidad más redentora, y que incluso con ella, incluso no se debe temer a la muerte. En el corazón del monomito de Cambpell, todas estas ideas pueblan la saga de Star Wars y ayudan a elevar al episodio más reciente muy por encima del nivel de una simple aventura en formato de serial.

(1) Steven Hart. "Galactic Gasbag." Salón. (10 de abril, 2002)

Echando la vista atrás, algunos aspectos en la trilogía original son tan obvios señalando estos puntos que pocos clamarán habérselos perdido. En paralelismo con su victoria sobre el monstruo alegórico "Rancor" en el comienzo de El retorno del Jedi, por ejemplo, es el rechazo del odio por parte de Luke Skywalker en el clímax de esa película la que conduce directamente a la victoria rebelde, una victoria ligada simbólicamente a la victoria sobre la muerte mediante la destrucción de la Estrella de la Muerte y la resurrección espiritual de Darth Vader. Otros elementos de la primera trilogía señalan este mismo punto de modo más sutil. En algunos casos, tales como las alusiones visuales de El triunfo de la voluntad de Leni Riefenstahl que yacen en la ceremonia de entrega de medallas de Una nueva esperanza, la referencia sólo podría hacerse clara en el contexto de la saga en su conjunto. En este caso, la alusión a la victoria rebelde como cuasi-fascista sugería el vacío moral de su victoria alcanzada por la fuerza militar, mientras que establece el escenario para su derrota en el comienzo de la segunda película. Las únicas victorias duraderas en estos films son las construidas sobre el amor, la comprensión y el auto-sacrificio mutuo. (2)

(2) Para un trabajo a fondo sobre la trilogía original, ver los textos de Anne Lancashire y Andrew Gordon citados abajo. Aquí y más adelante me apoyo en estos trabajos en mis comentarios sobre las cuatro primeras películas de la saga.

Puesto que la crítica es el grupo en teoría más familiarizado con el análisis fílmico, es remarcable que nadie haya señalado lo obvio: que lejos de traicionarlo, El ataque de los clones de hecho profundiza y enriquece este aspecto de la trilogía original. Para aquellos familiarizados con los detalles más arcanos del marco monomítico de Campbell, Ánakin puede ser visto claramente en el estadío de "iniciación" de su búsqueda heróica, el punto del viaje mítico en el que las certitudes morales de la juventud se derrumban cuando el héroe se ve obligado a enfrentarse con sus propios impulsos oscuros. En El Imperio contraataca, la película con la que El ataque tiene el parecido más cercano, tanto estructuralmente (con su narrativa en dos partes) y temáticamente (en su énfasis en la falibilidad de sus personajes principales), la lucha similar de Luke se reflejó de modo muy poderoso a través de su descenso en la cueva del árbol mágico en Dagobah. (3) En la cueva sólo había lo que llevara con él: su agresividad latente y el futuro potencial que ella prometía aportar. Abandonándose a la violencia, Luke se convertiría en la misma persona que intentaba destruir. Consistente con este énfasis en el potencial dual de los individuos, incluso los numerosos entornos en El Imperio, pasaban de la luz a la oscuridad: la celestial Ciudad Nube escondía un núcleo infernal, mientras que monstruos del subconsciente rugían bajo la helada superficie de Hoth. El mal acechaba bajo el bien, pero también había bien bajo el mal.

(3) Tal y como Lancashire señala, hay una lógica paralela en la subtrama centrada en Han y Leia. (1981)

El fracaso de muchos críticos de comprender este punto (la naturaleza interior más que exterior del conflicto moral en la saga de Star Wars) probablemente explica por qué tantos parecen ignorar las cualidades extremadamente cultas de la última película. Y es que una vez que se reconocen, se hace difícil no admirar a Lucas por su audacia al construir un drama en seis partes tan complejo, y su voluntad de enfrentarse a la burla de la crítica y la gente por llevarlo hasta su fin lógico. Desde sus tomas de comienzo de Coruscant cubierta de niebla, El ataque sumerge a la audiencia de inmediato en la incertidumbre temática apropiada para una película en la que nada es lo que parece. El público debe luchar para seguir la trama, preguntando quién es responsable del intento de asesinato de la Senadora Amidala; quién ha encargado el ejercito clon; y quién está luchando con quién y por qué. Las relaciones entre personajes clave como Palpatine y el Conde Dooku engañan incluso a los Jedi, mientras que entre los pequeños toques de la película, encontramos al tuerto jefe de seguridad (touché, George) de Amidala haciendo una de las declaraciones más atrozmente carentes de visión en toda la saga. "Supongo que me equivoqué, no había peligro en absoluto", anuncia segundos antes de que la nave diplomática estalle en llamas.

llegada entre nubes

Este énfasis recurrente en las nubes, niebla y ceguera es, por supuesto, simbólico: traiciona a la ambivalencia moral de los protagonistas mientras muestra que el "velo" del lado oscuro esta cayendo literalmente. Faltándoles conocimiento de su propio potencial para el mal, lo que los personajes en esta película no comprenden es que sus impulsos más peligrosos son a menudo los más nobles. Para poner esto en contexto, recuerden que el ataque de Luke a Vader en El Imperio estaba conducido por el amor a sus amigos, mientras que su furia en El retorno se vio alimentada por su deseo de proteger a su hermana. Ambos casos eran trampas morales explícitas. Tras abandonarse a lo primero (al "atacar" en lugar de "enfrentarse" a Vader), Luke sufrió un desmembramiento, caída y simbólica crucifixión en las antenas bajo Bespin. En lo segundo fue aún más peligroso: ya que matando a su padre, Luke solamente lo habría suplantado al lado del Emperador, perpetuando el ciclo de violencia galáctica e interpersonal que comienza en La amenaza fantasma.

Asociado con el subconsciente desde el tratamiento de Homero de Neptuno en la Odisea (al menos de acuerdo con los románticos del siglo XIX), la imaginería acuática domina la nueva película. (4) Como símbolo de la agresión latente, acecha en el entorno en los momentos de inflexión en la narrativa en los que los personajes tienen terribles errores de juicio. Como una diplomática de acantilado, Amidala está lógicamente atada a oponerse a la creación de un Ejército de la República, como el anfibio Jar Jar por tema está destinado a apoyarlo: la división deliberada de ego e identidad difícilmente podría estar más clara. Lucas apropiadamente coloca el romance y boda de Anakin y Amidala en un retiro junto al lago, mientras que sitúa al Ejercito de Clones en el planeta acuático Kamino.

(4) Es interesante señalar que puede encontrarse un uso casi idéntico de este símbolo en A.I. Inteligencia Artificial, de Spielberg. Tras la búsqueda de su protagonista de la celestial Hada Azul en el mundo que le rodea, el segundo acto de la película se cierra con su viaje submarino (o en su interior) en su búsqueda. En una película sobre los orígenes de la consciencia, A.I., no sorprende que también comience con una toma del océano.

Kamino acuático

Entre las cualidades más interesantes de esta película está el modo en el que este simbolismo se refuerza a múltiples niveles. No sólamente son los Clones una raza agresiva e irracional (como los gungans son guerreros que viven en una "ciudad escondida"), sino que los Jedi ignoran la existencia de Kamino tanto como a los peligros del orgullo y la agresividad que yacen en sí mismos. (5)

(5) Este tema proporciona la explicación más lúcida de la curiosa elección de Lucas para el título del Episodio I. La amenaza fantasma bajo este prisma no se refiere a algún personaje singular o serie de acontecimientos, como algunos han especulado, sino más bien a la naturaleza efímera de todo mal. Los peligros en esa película toman forma gracias al comportamiento erróneo de sus personajes principales, que son continuamente agresivos, precipitados y vanidosos.

Al igual que en La amenaza fantasma, las imágenes acuáticas están unidas a las lunares, que se asocian no sólo con la violencia y la agresividad, sino también con la figura maternal a cuya unión es precisamente lo que conduce a Anakin al Lado Oscuro. (6) La imaginería de la cueva y del sueño prominente en episodios anteriores también regresa en su máximo apogeo. Y si la utilización del simbolismo de la cueva era ocasionalmente dominante en La amenaza fantasma, su tratamiento en la nueva película es más discreto. La fábrica de droides se encuentra naturalmente en un laberinto subterráneo, mientras que la confrontación final entre los Jedi y el Conde Dooku tiene lugar en una caverna excavada en la pared de un acantilado.

(6) En la trilogía original, la Estrella de la Muerte es confundida con una pequeña luna, mientras que las lunas de Yavin y Endor son puntos de lanzamiento de agresivos ataques militares. En La amenaza fantasma aparecen imágenes de tipo lunar en el traje y maquillaje de la Reina Amidala, mientras que Anakin la describe como un ángel de las "lunas de Iego".

La imaginería del sueño también reaparece. Como escribió Carl Jung: "El sueño debería ser leído adecuadamente como la pequeña puerta escondida en los recesos más íntimos y secretos del alma, abierto a esa noche cósmica que era la psique mucho antes de que hubiese consciencia del ego, y que permanecerá siendo psique no importa cuánto pueda extenderse nuestra consciencia del ego". (7)

(7) Joseph Campbell, The Mythic Image. Princeton University Press, 1974. p. 8.

Y de un modo alarmante, en El ataque de los clones, Lucas nos da personajes que sufren continuamente pesadillas tanto literales como simbólicas. Las visiones de Anakin de su madre juegan un papel crítico en el avance de la trama, pero también es una señal de su falta de madurez emocional. El segundo intento de asesinato de Amidala ocurre, de modo apropiado, mientras ella duerme. Y hay numerosas referencias al mundo (y a la vida) como sueños o pesadillas en las que los personajes "caen" y sólo son rescatados por la amistad y el amor. La más chocante de estas es la transformación de C-3PO de androide de protocolo a droide de batalla en el clímax, un acontecimiento comparado con una "pesadilla" y después como "un sueño muy extraño".

Un sueño muy extraño

Si esta última secuencia se utiliza principalmente como alivio cómico, también muestra al Lucas más diestro, utilizando la transformación física de C-3PO como comentario de las metamorfosis más abstractas de los otros personajes, cuyo propósito también pasa de la diplomacia a la guerra. La decisión del senado de desarrollar un Ejército de la República es una renuncia a las negociaciones con los separatistas. En el clímax, incluso la pacífica Amidala abandona la diplomacia por las "negociaciones agresivas", mientras que el Consejo Jedi elige luchar contra las fuerzas del Conde Dooku en lugar de rendirse y arriesgarse a convertirse en "rehenes" para una negociación. Tal y como sugiere el título de la película, la República es la agresora en la batalla final, no los separatistas. Y por supuesto, lo proclives que son los personajes principales para utilizar la violencia aparece en cada una de las confrontaciones individuales de la película. Obi-Wan carga contra el cazarrecompensas en Kamino, mientras que él y Anakin son los agresores en su lucha final con Dooku, apresurándose a entrar en su cueva con los sables desenfundados. Incluso Yoda ignora los dictados de su propio consejo tipo Zen cuando dirige las tropas en el clímax y manda apuntar a las naves en evacuación de la Federación de Comercio.

Para aquellos atentos a cómo manipula Lucas este tipo de lógica, El ataque de los clones es una película fascinante con muchas capas ricas y satisfactorias, y también muchas sugerencias intrigantes. Para los Jedi, la ocultación a propósito ante el Senado por parte de Yoda y Mace Windu concerniente a sus poderes en disminución es problemática, tal y como es la muy sugerente iluminación de Lucas sobre Windu todo el rato (continuamente es mostrado envuelto en media oscuridad -una pista visual utilizada por última vez durante la tentación de Luke en El retorno). La arrogancia de la bibliotecaria en los Archivos Jedi es igualmente sorprendente. En su altanera frase de que "si un dato no aparece en nuestros registros, es que no existe", refleja el error de los droides del archivo en su análisis fallido de un dardo tóxico clave. Tal y como nos informa uno de los personajes más con los pies en la tierra, este fallo viene por centrarse en los "símbolos" exteriores en lugar de confiar en la sabiduría que fluye del conocimiento del global. La asociación de Lucas de la bibliotecaria con un robot no pensante es otro toque encantador que funciona a la perfección con el énfasis de la película sobre los peligros de la sobre-racionalización y su tema de la progresiva mecanización. Actuar como una máquina es, después de todo, el primer paso en la pérdida de la humanidad.

Seducción junto al fuego

Aunque parezca extraño, Amidala es el único personaje que parece reconocer la problemática naturaleza de la pasión descontrolada. Su rechazo de la tentación en la escena de la seducción (establecida naturalmente junto al fuego y bajo la luna) marca su paso al traje blanco desde los tonos progresivamente oscuros de sus trajes durante su romance pastoral con Anakin (su traje pasa durante estas escenas del blanco al amarillo-rojo al negro). (8) E incluso aquí la victoria es breve. Retrocediendo en su decisión justo antes de una muerte inminente, la declaración de amor de Amidala precede a una secuencia en la que su traje es literalmente desgarrado. Transformándose en la misma imagen de su propia sexualidad reprimida, Amidala se convierte en el símbolo de su deseo como Leia en El retorno, teniendo este paralelismo detalles tan pequeños como la utilización de los dos personajes de una cadena restrictora como arma ofensiva.

(8) El simbolismo del color de la película no es siempre obvio, así pues, merece una breve mención. Mientras que el negro y el rojo están fuertemente asociados con la violencia, el deseo, la sangre y la muerte, sus opuestos son el azul y el verde. El blanco es aparentemente un color neutral: asociado con los clones y la tecnología -ambos tienen el potencial de ser usados para el bien y el mal. Tal y como es evidente en el caso de Fett y los clones, el azul continúa simbolizando juventud y potencial.

Así que en El ataque de los clones hay más que un simple comentario sobre los peligros de la pasión no equilibrada por la razón, y de la razón no equilibrada por la pasión. Para el final de la película, los protagonistas han perdido el delicado equilibrio entre las dos, asociadas con la virtud moral y la auto-consciencia. Sólo Yoda ve el estallido de la guerra como una derrota para la República al final, aunque Lucas nos invita a verlo mediante los paralelismos que deliberadamente construye a través de las películas. Por proporcionar unos cuantos ejemplos de esta intertextualidad, la decisión del Senado de conceder a Palpatine poderes de emergencia en El ataque debería recordar la crisis similar de La amenaza fantasma, en la que la moción de Amidala de un voto de no confianza sobre el Canciller existente alzó a Palpatine (presentado visualmente como el diablo susurrando en el oído de Eva) a su primera posición de poder real. (9) En esa película, el asalto mal dirigido de Amidala a las fuerzas de la Federación de Comercio fracasaría, haciéndose posible sólo una victoria pírrica una vez que el desarme deliberado (en el caso del Ejército Gungan y Amidala) o accidental (con Obi-Wan y Anakin) de los protagonistas ha tenido lugar por deus ex machina. (10) Por supuesto, nadie familiarizado con la trilogía original o incluso con el simbolismo básico del color podría perderse las otras pistas que Lucas deja caer con el cielo rojo sangre durante la búsqueda de Anakin de su madre, inflamada con la ira, teniendo una coloración similar la oficina de Palpatine en Coruscant, o los ecos de la Marcha Imperial luchando para liberarse durante las escenas del cierre de la película.

(9) Anne Lancashire. "The Phantom Menace: Repetition, Variation, Integration." 24,3 (2000): 23-44.

(10) Esta utilización de Jar Jar en La amenaza fantasma proporciona otro ejemplo de Lucas explotando a un personaje relativamente menor para embellecer un tema más general. Al igual que en el caso menos obvio con Amidala, la victoria de Jar Jar sobre el ejército droide sigue inmediatamente a su decisión de rendirse.

Muchos de estos puntos deberían ser obvios incluso para el público casual. Captar otros requiere una mayor familiaridad con la saga, y a menudo con el lenguaje propio del cine. Revirtiendo deliberadamente la lógica de la secuencia de apertura en Hoth de El Imperio, la batalla de cierre en El ataque está llena de visualizaciones cruzadas de una base rebelde en evacuación y un ejército invasor de proto-stormtroopers. La presencia de tecnologías imperiales tempranas y squat walkers invita a una mayor duda sobre la virtud moral del asalto republicano, como lo hace la dirección general de derecha a izquierda de su ataque (la dirección positiva en el cine es de izquierda a derecha), y el polvo rojizo-marrón que enmascara el campo de batalla. Las nubes son símbolos de ambigüedad moral y ceguera: esta batalla está implacablemente nublada por el Lado Oscuro.

Ataque clon

Otras imágenes tradicionalmente asociadas con el Lado Oscuro también aparecen cada vez más. Las máscaras, entroncadas con la duplicidad y el engaño, continúan apareciendo en los lugares más descorazonadores (como con Amidala en la secuencia de inicio), mientras que la aparición de nuevos personajes como "cambiantes" y clones lleva implicaciones siniestras en un film en el que personajes buenos como Dooku y Anakin se muestran partícipes de cambios de lealtades. También aparecen repetidamente imágenes infernales. Desde la primera toma de Anakin y Amidala descendiendo a través de cráteres humeantes en la tierra, la fábrica de droides hace de infierno lleno incluso con la imprescindible lava. Como hace la secuencia de la cueva del árbol mágico en El Imperio, estas escenas también son muy simbólicas. La mano de Anakin atrapada en la línea de ensamblaje de robots no sólamente anticipa su pérdida en la batalla final con Dooku y su progresiva deshumanización a lo largo de la saga, ahí también subyace su incapacidad de proteger a Amidala con el tipo de fuerza en el que cada vez más confía, y la inutilidad final de su intento de vencer a la muerte mediante la violencia. No es una coincidencia que sea R2-D2, y no Anakin, quien la rescate en esta secuencia, o que Amidala posteriormente se rescate a sí misma de una ejecución de estilo gladiatorial.

Como en El Imperio, El ataque de los clones se revela en imágenes aumentadas de muerte y desmembramiento conforme sus personajes principales se acercan cada vez más al comportamiento destructivo. La Estrella de la Muerte hace su primera aparición y -si se cuenta el tratamiento cómico de C-3PO durante la lucha final- hay al menos cinco casos de desmembramiento y tres de decapitación en la película. Por supuesto son los agresores quienes sufren tales destinos, y es el Lado Oscuro el que se asocia con ellos. Pequeños toques como el del Virrey de la Federación que solicita la cabeza de Amidala en su mesa puede ser por humor, pero también son típicos de una película en la que el diálogo casual es más perceptivo y tiene mayor significado del que normalmente se le reconoce. (11)

(11) Para otro ejemplo, considérese la comparación titubeante de Anakin de Amidala con un ángel en La amenaza fantasma. Enlazada con revelaciones más recientes en la nueva película, incluyendo el amor declarado por nadar, su primera descripción de ella es, viéndola en retrospectiva, sorprendentemente evocativa de las sirenas de la Odisea. En retrospectiva, este pequeño toque establece a Amidala desde el mismo principio de la saga con una peligrosa tentación (vestida de negro y rojo), por cuyo amor Anakin se verá atraído hacia su destrucción.

El modo más obvio en el que Lucas condena la violencia continua siendo el mostrar a nivel narrativo que la agresión es el camino más seguro hacia la derrota. El asalto de Obi-Wan a Jango Fett le deja colgando bajo la ciudad en un claro paralelismo con la derrota de Luke en El Imperio. Al atacar al Conde Dooku en el climax, Obi-Wan y Ánakin se aseguran una pérdida terrible a sus manos. Esta batalla no cambia de tercio hasta la llegada de Yoda, cuya aparición marca significativamente el paso de Dooku de una estrategia defensiva a una ofensiva y que por ello se tuerce hacia su propia derrota. La persecución de la asesina Zam wessel proporciona un caso más sutil: sólo tiene éxito cuando los cazadores se dejan convertirse en los cazados. Es un testamento de la creatividad de Lucas que este patron tenga lugar incluso en las subtramas más pequeñas sin que (cinco películas y diez horas de saga) se convierta en barato o muy evidente. (12)

(12) Esta es presumiblemente la explicación para la controvertida "edición de Greedo" en la edición especial de la primera película. Alterando la confrontación entre Greedo y Han Solo en Una nueva esperanza para que muestre a Greedo disparando primero, Lucas elimina la inconsistencia entre este conflicto particular y el tema general de la película en conjunto.

Como película que trata en parte del peligro de la agresividad (es desconcertante que ciertos críticos insistan en llamarla pro-bélica), El ataque de los clones se ha ganado algunas críticas bastante inusuales, siendo la más extraña la ampliamente difundida y probablemente satírica por el Weekly Standard como defensa del Imperio. (13)

(13) Jonathan Last. "The Case for the Empire." The Weekly Standard. (16/52002)

El estatus alegórico de figuras clave como el Virrey de la Federación (codicia), y los diversos Lores del Sith (ira/odio/muerte), ilustra esta crítica como seria. Lucas difícilmente nos aconsejará que aplaudamos al Emperador y a sus súbditos mortales. Ni la promesa del Conde Dooku de "beneficios sin límite" a los que le apoyen es la apuesta por el mercado libre, siendo en su lugar un relato aleccionador sobre las consecuencias de la codicia sin límites. Ya que el Lado Oscuro siempre usa el lenguaje del comercio, una asociación fortalecida a través de su asociación con cazarrecompesas y contrabandistas, y reforzada más sutilmente a través del uso de referencias casuales a "tratos" y "ofertas" que respaldan continuamente a aquellos que las hacen. El alegato de Obi-Wan contra la corrupción del Senado puede sonar como una llamada por una reforma de la financiación de las campañas, pero sirve a un propósito temático más profundo al enlazar la caída de la República con el crecimiento de comportamientos tabú en senadores individuales, senadores cuyo propósito -Lucas nos recuerda mediante la charla casual entre Anakin y Amidala- ha de ser representar desinteresadamente a sus constituyentes en lugar de maximizar sus propios intereses.

Los ataques a Lucas acusándole de elitista y antidemocrático son igualmente incomprensibles. Lejos de abrazar el autoritarismo que algunos críticos normalmente perceptivos, incluyendo a David Brin, insisten en leer en su obra, Lucas de hecho ofrece una afirmación más incómoda: todas las democracias son parte república y parte imperio. Así como los Jedi y los Sith representan los puntos extremos de la naturaleza humana, el Imperio y la República representan los extremos de las comunidades sociales. Y por eso no nos tendría que sorprender el descubrimiento de que la República es el Imperio mientras que los Separatistas son Rebeldes. La diferencia es cualitativa, conteniendo la voluntad de estas comunidades de actuar con la responsabilidad moral que viene con el poder para tomar decisiones egoístas o desinteresadas. La asociación de la República con las normas democráticas tiene sentido: son los villanos de la saga quienes continuamente justifican acciones inmorales invocando nociones de destino, inevitabilidad y/o sino. La afirmación de Anakin de que "no tenía elección" sino rescatar a su madre (y presumiblemente masacrar a sus secuestradores) es siniestra, al igual que el cierre del debate sobre el valor de la militarización en el Senado Galáctico.

El Senado

Todos estos argumentos convergen para hacer de El ataque de los clones una película profundamente oscura. En su clímax, tanto la República como los Separatistas se han convertido en unas alianzas débiles lideradas por figuras asociadas cercanamente con los Sith, y enmarcadas en elementos visuales similares (nótese, por ejemplo, las secuencias del balcón paralelas en las que participan Dooku y Palpatine). Como Bespin en El Imperio (la otra Ciudad Nube), Coruscant es aquí un paraíso que cae a través de la corrupción de sus líderes en una distopía infernal. El equilibrio entre los aspectos luminosos y oscuros de la ciudad tan evidente en La amenaza fantasma ha desaparecido, siendo reemplazado por imágenes borrosas que incesantemente tienden hacia la oscuridad y la noche. Los azules activos de la zona alta de Coruscant sangran imperceptiblemente hacia el núcleo infernal de la ciudad, una declaración apropiada en una película cuya trayectoria es totalmente descendente y en la cual abundan las referencias a caídas físicas y bíblicas. Anakin y Obi-Wan se tiran desde speeders y edificios con un despreocupado abandono, mientras que un Jedi cae a su muerte en la batalla final, un final que convenientemente hace eco del de Darth Maul, y anticipa el de la figura mortal del Emperador Palpatine. Significativamente, Anakin y Amidala caen desde un puente retráctil, donde Luke y Leia antes mantuvieron el balance, mientras que incluso la secuencia de la pesadilla de C-3PO está precedida por un tipo de caída.

Tal y como atestiguan la amplia mayoría de las críticas más populares, el subtexto alegórico y simbólico de El ataque es tan inobtrusivo que es posible verla (y juzgarla) sin ni siquiera darse cuenta de su destacable sofisticación. Pero ¿es eso justo? Ignorar indiferentemente el rigor intelectual de El ataque de los clones conduce a proclamas autosatisfactorias sobre su nivel como cine de bajo interés intelectual. Quizás en ningún lugar es esto más obvio que en la tendencia popular para despreciar las alusiones cinemáticas de Lucas como pastiche no creativo, con algunos críticos incluso acusándole de plagio inconsciente. (14) Aunque la mayoría de los críticos captaron la referencia, por ejemplo, pocos se dieron cuenta que la secuencia de la carrera de vainas en La amenaza fantasma hizo más que simplemente rendir homenaje a la carrera de carros en Ben Hur.

(14) Steven Hart. "Galactic Gasbag." Salón. (10 de abril, 2002)

Como película cuyos temas dominantes incluyen la naturaleza corruptora del poder y el vacío final de la venganza, el clásico de William Wyler narra la historia de un hombre conducido a la violencia para vengar el sufrimiento de su familia a manos de otro Imperio. La alusión de Lucas funcionaba a niveles temático y narrativo. No sólo confirmaba el papel pivotal que la madre de Anakin jugaría en esta transformación, sino que también establecía la trayectoria del desarrollo de Anakin a través de toda la saga, dando pistas que como la de Ben Hur, la caída de Anakin llegaría por su deseo de venganza y su eventual redención al aceptar el amor en auto-sacrificio.

Modernas Cuádrigas

Si hay algo en lo que es rica El ataque de los clones es en alusiones de este tipo. Referencias a clásicos de cine negro futurista incluyendo a Blade Runner y Metropolis abundan en las imágenes nocturnas de Coruscant, reforzando con naturalidad el tema dominante del film del decaimiento moral en la ciudad. Lucas también juega con los temas de la mecanización humana prominente en estos dos clásicos. Las múltiples referencias a Centauros del desierto en el rescate de Anakin de su madre dibuja un férreo paralelismo entre Anakin y Luke mientras que también sugiere que la misión de Ánakin, como la de Luke, es una búsqueda por la familia y el amor. El significado de otras alusiones prominentes, que van de Gladiator a Lawrence de Arabia, deberían ser muy evidentes incluso para aquellos vagamente familiarizados con estas películas. Para los conscientes de la trama global de la saga, por ejemplo, la referencia clara a Sonrisas y lágrimas en el romance pastoral entre Anakin y Amidala apunta al entrometimiento del Imperio en su amor, y presagia la huída de Amidala con sus hijos en el Episodio III.

Si bien estas referencias y muchas otras difícilmente están lo suficientemente ocultas como para complacer al más elitista de los cinéfilos, su omnipresencia no sugiere falta de propósito por parte de Lucas. Los críticos que lo dejan de lado por otros aspectos de su película muestran una falta de sensibilidad para con los desafíos que vienen con la narración altamente estructurada. Por poner un ejemplo, uno no esperaría que el Maul, de La amenaza fantasma, se pusiera a hablar con diálogos informales tipo Tarantino, como no lo esperaría del Maul de The pilgrim's progress. Ambos son figuras alegóricas que representan aspectos emocionales y psicológicos de otros personajes. En su continua vigilancia para acusar a Lucas de lo que ven como racismo, otros críticos no aprecian la diferencia entre arquetipos literarios y estereotipos populares, o no se dan cuenta de que estos últimos casi siempre están basados en los primeros.

A las críticas justificadas en base al gusto personal son difíciles de hacer referencia. Es difícil negar que a El ataque de los clones le falta resonancia emocional cuando se ve como película aislada. A aquellos no familiarizados con la saga están condenados a sentirse desconcertados por los giros de la trama más arcanos. Aunque algunas secuencias habría sido mejor que se hubiesen quedado en el equivalente digital de la sala de montaje, lo mismo puede decirse de cualquier película a la que nos aproximemos con el mismo nivel de escrutinio público y grandes expectativas que el Episodio II. A aquellos incapaces o que no tienen la voluntad de disfrutar de la película como una aventura serial a la antigua usanza sin duda encontrarán algunos elementos -tales como el diálogo muy estilizado- distrayente y/o inintencionadamente cómico. Disfrutar de cualquier obra de fantasía creativa requiere cierta suspensión de la incredulidad, o voluntad de aceptar las convenciones del género. En este sentido, la saga de Lucas no es diferente de El Señor de los anillos de Tolkien, o las Crónicas de Narnia de Lewis, en cuales los trolles de las montañas y los animales parlantes pueden ser igualmente distrayentes.

Hasta el punto en el que la crítica de cine clame ser objetiva, debe implicar más que el mero catalogado del gusto personal, requiriendo al menos la consideración pensativa de qué hay que conceder al hacer cambios. Para concluir con este pensamiento, merece la pena señalar que en virtud de su empecinamiento en el aspecto técnico en lugar de en las cualidades cultas de El ataque de los clones, no sorprende que muchos críticos hayan pasado por alto este punto. Y por eso este texto espera haber convencido al menos a algunos, que una visión parcial y sesgada trivializa los puntos fuertes fundamentales de la película, no sólo en sí misma, sino como parte de una saga destacablemente unificada. En este caso, Lucas desde luego se merece un cubrimiento más objetivo.

REFERENCIAS

* Brin, David. "'Star Wars' Despots vs. 'Star Trek' Populists."Salo n. (15/6/1999)
* Campbell, Joseph. The Mythic Image. Princeton University Press, 1974.
* Campbell, Joseph and Bill Moyers. The Power of Myth. Doubleday, 1988.
* Campbell, Joseph. The Hero with a Thousand Faces. Pantheon Books, 1961.
* Gordon, Andrew. "Star Wars: A Myth for Out Time." Film Quarterly 6 (1978)
* Hart, Steven. "Galactic Gasbag." Salon. (10/4/2002)
* Lancashire, Anne. "Complex Design in Empire Strikes Back." Film Criticism (1981)
* Lancashire, Anne. "Return of the Jedi: Once More with Feeling." Film Criticism (1984)
* Lancashire, Anne. "The Phantom Menace Repetition, Variation.." 24,3 (2000)
* Last, Jonathan. "The Case for the Empire." The Weekly Standard. (16/5/ 2002)

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